sábado, 23 de noviembre de 2013

Incubus

Ella lo conoció en algo parecido a un sueño. Parecía perfecto para pasar el resto de sus noches a su lado, perfecto para no estar sola nunca más. Él era algo prohibido, algo que ella debería tener, había jurado nunca estar con un hombre, pero el constantemente aparecía por las noches intentando seducirla con palabras y caricias.
Noche tras noche, él surgía de un mundo de sombras con su mejor cara, acercándose lentamente hacia ella, dándole algo que jamás tendría por su cuenta. Día tras día, ella soñaba con la obscuridad, esperaba con ansias el atardecer para dejar que la noche la envolviera y desaparecer. Nadie sabía que estaba pasando y a nadie le importó.
Ella seguía teniendo estos encuentros con aquella imagen, con aquella sombra que nunca nadie vio. Ella prefirió sumergirse en el mundo de sus sueños y quedarse ahí.

Así fue como la Madre Inés quedó en estado de coma.

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